Amores perros

AMORES PERROS


1.

Me dijiste: ‘Toma esto para tu colección de condones`.

Y yo no entiendo porque no pasamos la última noche juntos. Yo quería verte más.
Hubiéramos pasado la última noche juntos y hubieras cogido el avión
con los ojos cerrados porque nos estuvimos queriendo con sueño,
como dos perros, dos perros enamorados.

No sé si era luna cuarto menguante o creciente aquella noche.
No sé cómo te quise tanto en mi cuarto,
follando como dos perros fugaces, dos estrellas que ladran.
Ay del eco de tu canto en mi moto, mi aullido a esa luna que no recuerdo.

Perdí un tren en Atocha. Perdí un tren en mi cabeza. No recuerdo el camino de vuelta a casa.
No recuerdo qué cuarto de luna era cuando estabas en mi cuarto.

No te diré que eres tan bella como las estrellas ni nada de eso.
 Solo te digo que sí, que era un condón para mi colección
porque no quisiste que te hiciera un hijo.

Cuando hay amor se conduce más rápido, pensé cuando te llevaba en mi moto azul.
Aunque cuando conduzco, cualquier velocidad me parece demasiado rápido.
Me pasa igual que en el amor, que todo me parece demasiado rápido.
Recuerdo cuando me cantaste la llorona, y no supe cómo conducir aquello, no supe cómo conducir tu canto, no sabía cómo hacer para que no estamparas tu canto contra los cristales, contra esta ciudad, contra las señales de tráfico, contra mí.
Señales de tráfico. Señales. STOP. So Tonto Obedece y Para
Y besa a la chica. Y dile que quieres morder su cintura,
Lamer sus labios de luna, tatuarte sus lunares.

STOP: So Tonto Obedece y Para
Y escríbele un poema a la chica sobre como
hierven los astros en tu cuerpo cada vez que recuerdas el tacto de su cintura cuando la llevabas con los ojos vendados al templo de tus manos descalzas, sobre cómo cada vez que su risa, sobre cómo cada vez que el viento te llevó hacia ella, sobre como hubieras perdido más trenes por ella, sobre cómo te hubiera gustado tener un perro con ella que no se llamase Coro y pasearlo en bici; y también sobre todas las fronteras que tiene su cuerpo, ay quién hubiera emigrado de una en una, quién hubiera decomisado esos labios de chile venenoso en las aduanas, quién le hubiera robado el pasaporte para que no cogiera ese avión; que pierda todos los trenes, todos los aviones, y se quede todas las noches sobre tu hombro.


STOP. SO TONTO OBEDECE Y PARA
Y no le escribas sobre los condones.




2.

Estoy en la playa de Vila do Conde en Porto.
Es domingo por la tarde, estoy frente el mar,
y recuerdo cuando paseamos por la castellana con mi moto azul
y cantabas la Llorona
Y mientras escribo esto un perro se ha abalanzado sobre mí.

Nada grave, un perro doméstico, un foxterrier, o un Golden,
o cualquier otro perro de raza, que sé yo.
No entiendo de perros.
Tal vez era una señal para que no escribiera eso sobre los condones.

Sé que los perros son señales.
Es mejor que se te aparezca un perro a que se te aparezca la virgen,
o una estrella, o una mexicana fugaz.

Yo una vez tuve un perro, tú ya lo sabes,
Se llamaba Coro, era un chucho que se quedó cojo
en los tres primeros meses de su vida porque lo atropelló un camión,
un perro que no paraba de ladrar como si estuviera herido.
Así lo recuerdo, gordo, panzón, fornicando, volviendo a casa,
desapareciendo de mi vida.
Aún lo espero,
como te espero a ti,
pero no sé si quiero esperarte tanto tiempo como a Coro.

Tal vez Coro se ha reencarnado en ese otro perro.
Ese otro perro que como una señal
me dice ‘Eh, chaval qué haces escribiendo. Mira el mar. Deja de pensar por 2 min’.

Ese perro que se ha tirado sobre mí
era de una pareja de jóvenes  que jugaban en la arena a tirarse encima del otro,
como dos animales, dos jóvenes que se abrazaban en la arena.
Me han pedido perdón,
lo han recogido
y han seguido queriéndose.

Y he pensado que si te viera ahora no sabría qué camisa ponerme.
He pensado en ti y me he ladrado encima,
No sé qué me quería decir el pobre perro enamorado.
No sé qué cuarto de luna era.


Para mi mexicanita fugaz, como un astro.




Entradas populares