Nado libre

Vengo de un sistio donde no quiero ir.

He tenido un sueño donde no quiero estar: pesadilla.

Bombay. Las calles muertas desiertas.

Hay poemas en mis sueños. Hay poemas en esos atardeceres y no los veo porque estoy trabajando o estoy escribiendo. Mentira. Ya no escribo. Esto lo escribo para parecer que escribo y así. Gol. En el campo. Vengo de un lugar donde no quería estar.

No quiero volver a lamer senos tibios.

 La poesía de mi maestro al que le debo un poema es como una mujer varada debajo de un rascacielos con dos pechos talla 95 enhiestos ergo erguidos con restos de sal en los pezones.

Y todos los turistas de la ciudad vendrían a visitar el rascacielos.

Vengo de un lugar donde no quería estar: pesadilla.

Voluntariado corporativo en cualquier ladera de montaña de India, Nicaragua o Guatemala.

El sur como una cabaña con voluntarios cocinando en chumigas con culpa judeocristiana, con cilicios ardientes en la aduanas de los aeropuertos. PI-PI- ¿Pero dónde va usted con eso señor? Ay no no, esto es un objeto no reconocido.

Vengo de ese lugar, de una cabaña de voluntarios corporativos, guapos, perfectos, con barba 10. Un círculo en torno mío, ofreciéndome todo su amor. Reaccionando con miedo a mi mirada.

Aquí no se come carne y luego respiramos.

No les digo que tengo restos de salchichón en la mirada.

Todos me miraban y me ofrecían su amor. Se comunicaban a través de la respiración.

Yo me levanto todas las mañanas. Respiro. Medito. Me concentro en la respiración en sustitución del rezo.

Bailo 'my shoes are made for walking' y activo todos los chakras de mi cuerpo. Tierra. Alma. Cielo.

Escribo por las mañanas las pesadillas de mis noches.

Hago todo lo que hice en ese lugar. Todo acorde con las normas de terapia.

Voy. Voy a ello. Voy a leer lo que he escrito.

Hago todo lo que hice en ese lugar pero no volver.e a ese lugar.

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