Viaje sensorial

En una actividad de un cuso formativo. Nos han vendado y nos han llevado de viaje sensorial por una sala.

Vuelta al viaje.

Estridencia de sentidos. No. No estoy psiquiatrizado.

3 de cada 10 personas están psiquiatrizadas. 3 de cada 10 amigos míos están psiquiatrizados. 10 amigos es el total de toda mi gente. 10 es mi total.

De esos 10, no sé cuántos me cogerían el teléfono por la noche y me dirían:

-¿Otra vez perdiste la llave?

-No te preocupes, yo te abro, chico.

Ya no escribo. No hay poesía. Apenas he sentido en este viaje. Eh, sentir, ehhhh. Soy un tipo duro. No estoy psiquiatrizado. A ver quién tiene huevos o huevxs o huev@s para haber perdido 1.000 euros en un día, para haber perdido un avión; para haber perdido las llaves más de 11 veces (número que supera al total de mis amigos), para haber perdido las ganas de hacer poesía, para haber perdido la oportunidad de viajar en este baile de sonidos y sabores.

No he sentido nada, ehhh.

Pero eh, sentir, eh. Todavía recuerdo el tín y luego el tín, el cascabel del relámpago el triángulo con los ojos cerrados, con un antifaz con halos de luz y eh todavía me sabe la boca al chocolate que acabo de comer con los ojos abiertos.

Invitaría a 9 de mis 10 amigos a este experiencia.

Desearía que sintieran algo.

A 1 de ellos no lo invitaría.

No lo invitaría para que me salvase, porque tiene que cogerme el teléfono esta noche.


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