No encontraremos la dirección del mar en google




A Gabriela Hernández, por invitarme a ver las estrellas en Canet

José Leocádio me dijo que hace treinta años los pescadores vendían el pescado fresco junto a la playa.
Yo le dije que Europa estaba ardiendo.
José me dijo que ahora en la playa solo había turistas.
Tantos turistas como pescado fresco.
Es el milagro de Cascais.
Jesús convirtió los peces en turistas.

Hoy es jueves santo. He llegado a Cascais en un vuelo ryanair por ciento veinte euros. En el mar hay turistas alemanes, japoneses, holandeses y yo mismo.
Abrazados a unas tablas de surf
Incluida en el pack de nuestra experiencia de
Ven-a-descubrir-la-naturaleza-con-nosotros.
Esperando una ola que no llega.
Esperando un tiempo que se fue.
En un país de 1’6 euros por litro de gasolina.
Buscamos en el fondo de una mar cristalina
Los peces que no hay o que somos nosotros mismos.

Hoy es Jueves Santo.
Dentro de unas pocas horas Jesús tendrá su última cena,
no tendrá pescado para ofrecer a sus discípulos
porque ya no queda pescado en Cascais desde hace 30 años
pero podrían comerse a los turistas ya que tenemos los pies lavados.



Hoy es Jueves Santo.
Yo cenaré en algún bar típico portugués, local food y todo eso´,
Un bacalhau à brás venido desde Finlandia para mí,
Y echaré de menos a Gabriela.

Hemos peregrinado toda Europa de vacaciones a este punto.
El turismo es nuestra religión.
Hemos resucitado en esta semana santa,
Los 18 europeos apócrifos que nos hospedamos en el guinchowayrahouse
(un hostel con muy buenas reviews, exento de pecado porque su wifi se llama HappyandLove).
Moriremos a la vuelta de nuestros vuelos ryanair. Justo en el momento en que la azafata nos diga que llevamos sobrepeso. Justo en el momento en el que le pidamos perdón al jefe por el pecado de la arena sobre nuestro escritorio. Justo en el momento en el que le digamos ‘perdónanos jefe porque te hemos abandonado’.
Y llevaremos las cruces sobre nuestras espaldas, arrastrándonos hasta las siguientes vacaciones.

Qué pensará Jesús de todo esto.
Qué pensará Jesús de que no quede pescado en este mar desde hace treinta años.

Yo le pregunté a José Leocádio si Jesús nos perdonaría por todo esto.
José Leocádio me dijo que sí, que él nos perdona.
Que los que no nos perdonan son los que están aquí abajo.

AMÉN.






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