Quién es el siguiente



Nos estamos ordenando 
en la sala de espera
del dermatólogo privado
a todos nos han citado 
a las 16.45
o a las 17:00
no sabemos quién es el siguiente
no sabemos si ordenarnos
por estricto orden de llegada
o por estricto lugar darwinista en el mundo
así que los blancos primero
que se le notan más los lunares
mejor no discutir
que nos ordene la secretaria rubia
que para eso le pagan
mejor tomárselo con calma
que es navidad
pero hay cuatro pacientes
detrás de otros cuatro
y tres agolpados en las escaleras
una señora  
descuelga el teléfono y le dice a su hija
que no va a poder verla conducir su primer mini
que le diga a pepe que le grabe conduciendo el mini      
quien es el siguiente pregunta otra
que llamó con mucha antelación
así que decide ordenarnos a todos 
por orden de llegada al portal
oiga señora y entonces qué pasa 
con mi cita de las 16:45
si usted la tiene a las 17:00
entonces como nos ordenamos
quien es el siguiente
déjenme a mí que solo tengo un lunar
dice una señora latina
y yo una verruga en el cráneo
-mire que le diga-
vamos a relajarnos
hay que ser flexible que es año nuevo
pero quien va primero
quien va después de la señora del lunar
tranquilízate cariño, ¿somos felices o no?
le dice el esposo a la mujer nerviosa
que no vale la pena enfadarse 
en la sala de espera del Dr. Pedro Ruiz
y hay un calvo puto zen tranquilo, iluminado y sonriente
repitiendo como un mantra
que siempre es así
en todos los médicos privados
que seamos flexibles y comprensivos
porque el Dr. Pedro 
-lo dice como si lo conociera-
no tiene  la culpa.

No. 
No tiene la culpa.
La culpa la tienen las fuerzas económico sociales
que empujan al Dr. Pedro Ruiz
a montar una clínica dermatológica privada
a la que solo puede ir el 1%  de la población mundial
estos son cuatro detrás de cuatro y tres en la escalera
ordenando por estricto orden darwinista en el mundo
sus manchas, lunares y granos.

La culpa la tiene el Dr. Ruiz
por cobrar 50 euros o 47,8 dólares
por 5 minutos de asesoramiento del eccema
que es justo el salario de un día 
de un obrero industrial en el hemisferio Norte
o de un presidente tirano en el hemisferio Sur.

La culpa la tiene el cosmos
que pone en órbita el sol
que despierta al Dr. astrónomo de la piel.

La culpa la tenemos nosotros
por mirarnos los lunares con telescopio
como si fueran el cosmos.

La culpa la tiene la baya tibetana
y el mindfulnes
que alimentan al calvo puto zen
que acaba de pasar el siguiente
cuando yo era el siguiente
porque tenía mi cita  alas 16:45

¿Quién va detrás de mí?


                                                                                                                                                                                        

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