A Antoine Griezmann



También hubo quien entendió la libertad,
el que supo ver una pradera 
en un rectángulo de hierba.

Remonta su vuelo  al borde del área,
graznido en el gallinero,
tres palos:
dos cortos
cortos y llenos de mierda
como la vida,
 y uno largo,
-custodiados por un faisán adornado con guirnaldas-

gol

graznido

y casi se mete por la escuadra
y casi metemos el pollo al horno.

Aún hay palomas que picotean la grama,
 también hay pájaros
que saben lo que hacer con la libertad
hasta dentro de la jaula.

Pero de esos
nunca más se supo,
solo quedaron sus plumas mojadas
en la portada del Marca.

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