Mariposario en la trinchera




No somos más que abismo,
pero a veces
arden las escafandras.

Metamorfoseamos la revolución,
 sembramos un mariposario en la trinchera,
y el abismo se convierte en un aplauso,
cuando desplamos la aurora de las alas,
ante el jardín de flores de gangrena
ante la policía que nos riega con arcoíris,
no nos mojarán las alas.


Sembraremos futuro en el ataúd esta noche,
mientras arden las escafandras ahí afuera,

polinizaremos de juventud los edredones,
habrá revoluciones en las colmenas,
todas las avispas lamerán sus aguijones
y nos querremos aún más en esta cama.

Hemos infectado de insectos
el despacho del burócrata
aquel que encendió la bombilla,
y no eran nuevas ideas.
Era el faro LED de bajo consumo,
el faro LED que recomendaba la OMS
para insectos suicidas que
solo se metamorfosean por las noches,
y sólo se quieren en la oscuridad
antes de que alguien encienda la luz.

No somos más que abismo


porque siempre nos seduce la  misma luz.

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