La otra muerte de fuego de Federico




A Gonsalo,


Los duendes salen de las cuevas,
hay jaleo en la plaza.

Federico y una guitarra 
se rebelan:
asaltan el pentagrama.

Dibujan con palabras,
arcángeles como quejíos
en las ciénagas de lirios.


Federico,
quema la barraca,
y las sillas de mimbre 
de los patriarcas.
Aviva el fuego con pañuelos de lunares
y todos los poemas del torero Ignacio.
Yerma acaba de ser madre 
de tres duendes de diferentes colores.


Hay un incendio en la plaza,
hay un destello en la luna
que ilumina este sacrilegio 
de danza en tierra.

Mira como todo arde Federico,
arde hasta el último destello,
y después el agua. Después la lluvia
curó la tierra de la hoguera,
nacieron flores en las zarzas,
clavaron la guitarra en el paredón 
de flores de gangrena.


Pero cuando se celebra la candelaria,
-la otra muerte de fuego de Federico-
hay unos gitanos mellados 
que se asoman a la tapia:
brillan sus bocas melladas de luna,
sonríen mostrándonos eclipses.


Aún palmean cuando todo arde.

Entradas populares