Los gatos de la tormenta




Acaba de empezar a llover,
en tromba,
y me pregunto
dónde estarán los gatos
de mi barrio,
dónde se resguardarán de esta tormenta,
acaso este chaparrón
apagará los fuegos del infierno,
acaso se habrán escondido,
algunos,
bajo unos setos de jardinería,
y en dos minutos,
habrán muerto desollados
por gotas de lluvia ácida.

Otros gatos pardos,
los más aptos para la supervivencia,
se esconderán en un garaje público,
demasiados gatos para poco espacio,
habrá algún ajuste de garras.
-¡Invadiste mi parte del muro el otro día!
-¡Por los bigotes del gato de Stalin, no hay propiedad privada gatuna!
clamarán entre maullidos.

La tormenta dura demasiado,
algún gato muere de inmovilismo bajo los setos,
su cadáver
desaparece devorado por gatos machos alfa.

En el garaje,
todos escuchan las gotas de lluvia,
como bombas en un bunker de guerra
que suena a música de violines en réquiem.

Fuera,
en la última trinchera,
tres gatitos han nacido
bajo el agua,
milagro de gatos aguados,
gatos resistentes al agua,
gatos Poseidones,
gatos mojados,
gatos hijos de la Revolución,
gatos hijos de la tormenta.
Trotsky, Lenin y Stalin,
tienen 7 vidas para hacer historia.

Sobrevivirán a sus jardineros,
sobrevivirán a sus 7 vidas,
sobrevivirán a la Historia,
también,
resistirán la lluvia.

Pero no sobrevivirán a los maullidos
de otros gatos,
que cada vez,
se parecen más a sus dueños.

Sus dueños:

Los opresores que los dejaron fuera en un día de tormenta.

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